El tratamiento más efectivo del trauma acústico es la prevención mediante el uso de protectores (p.e.: tapones, cascos y filtros específicos para poder comunicarse en ambiente ruidoso), en ambientes laborales, en entornos recreativo-deportivos (p.e.: ejercicios de tiro, caza, motos, música), e incluso en la propia casa (p.e.: aspiradoras). También debemos prevenir mediante el control de la intensidad de cualquier fuente sonora que pueda ser nociva para la audición y a través de campañas de información sobre los efectos nocivos del ruido.
En ambientes laborales, sobre todo industriales, la exposición continuada a ruidos intensos produce la forma más frecuente de sordera profesional secundaria al trauma acústico. Su prevención es la mejor forma de evitarlo siguiendo, tal y como indica el BOE, las medidas preventivas destinadas a garantizar la protección de los trabajadores sobre los riesgos derivados de la exposición al ruido durante el trabajo.
Merece especial atención el riesgo de pérdida de audición en personas jóvenes asociado al uso de cualquier forma de reproductores musicales portátiles (actualmente sobre todo mediante teléfonos móviles), como sucedió con otros reproductores portátiles utilizados años atrás (p.e.: walkman, compact disc portátiles), cuando el volumen al que se reproduce del sonido alcanza intensidades que pueden dañar el oído y, además, se utilizan de forma continuada. Es recomendable mantener un volumen razonable, a veces ya limitado por algunos de estos sistemas, y no utilizarlos durante periodos prologados de tiempo. La “norma 60 x 60” para prevenir el trauma acústico producido por reproductores musicales recomienda no utilizar el volumen por encima del 60% y no superar los 60 minutos de uso continuado. La aparición de un ruido en el oído (acúfeno) u oír los sonidos distorsionados suelen ser consecuencia del efecto nocivo inicial del ruido, a menudo transitorios, pero que deben alertarnos interrumpiendo la exposición al mismo para prevenir sus efectos irreversibles.
Cuando la hipoacusia es irreversible y de un grado que lo hace recomendable, el tratamiento paliativo indicado en la mayoría de estos casos para corregir la pérdida de audición es la amplificación mediante el uso continuado de audífonos y si es necesaria la reeducación auditiva. Los acúfenos y la hiperacusia mejoran considerablemente con el uso de audífonos, con la terapia de reentrenamiento del tinnitus (TRT) y programas de exposición controlada y progresiva a los sonidos intensos; también utilizamos en algunos casos terapias alternativas como la laserterapia y la terapia magnética.