Cuando el vértigo y a menudo el desequilibrio se acompañan de síntomas neurológicos el paciente debe acudir a urgencias lo antes posible, a una unidad de hospitalización de ictus (actualmente disponible en muchos hospitales) formada fundamentalmente por neurólogos, neurorradiólogos, terapeutas endovasculares y neurocirujanos. El tratamiento está basado en protocolos de intervención relacionados principalmente con los antecedentes del paciente (episodios previos, factores de riesgo), síntomas, hallazgos exploratorios, estudios de imagen, cardiológicos, etc.
Los episodios de vértigo aislados como posible manifestación de un accidente isquémico transitorio vertebrovasilar (TIA) implican un reto ya que gran parte de los pacientes cuando se les estudia están asintomáticos, con una exploración neurológica normal. Estos episodios pueden ser recurrentes y el TIA debe ser considerado como una causa de vértigo episódico recurrente, que puede preceder durante algún tiempo (semanas, meses e incluso años) a la obstrucción de una arteria incluso en pacientes sin síntomas asociados. Por ello y dependiendo de las características clínicas de cada caso (edad, antecedentes, factores de riesgo, episodios previos, exclusión de otras causas, etc.) remitimos estos pacientes a un neurólogo.
Es muy importante el tratamiento preventivo basado en el control de los factores de riesgo: hipertensión arterial, diabetes, hiperlipidemia, cardiopatías (fibrilación auricular), obesidad, nicotina, estilo de vida (evitar vida sedentaria, cambios bruscos en la dieta) y, en general, cualquier otro factor que deteriore el riego sanguíneo.