Con las pruebas posicionales estudiamos la presencia de vértigo y nistagmo (movimiento oscilatorio de los ojos) provocados por cambios de posición de la cabeza y del cuerpo que los pacientes refieren al tumbarse, incorporarse o cambiar de posición en la cama, la gran mayoría de las veces producidos por alteraciones laberínticas, sobre todo vértigo posicional paroxístico benigno, producido por el desplazamiento de micropartículas (otoconias) desde el vestíbulo a los canales semicirculares.
El efecto de la posición de la cabeza se evalúa mediante un protocolo de pruebas posicionales lentas y rápidas que en los pacientes referidos producen vértigo y nistagmo posicional de características distintas según la localización de las partículas, de la que dependen los diferentes tratamientos.