La otoesclerosis es la forma más común de hipoacusia conductiva progresiva. Es hereditaria y, aunque puede manifestarse en la adolescencia, suele hacerlo mayoritariamente entre las edades de 20 a 50 años. Se caracteriza por la formación de depósitos anormales de hueso (o focos otoescleoros) en la cápsula ótica ósea que contiene oído interno (cóclea y laberinto posterior) y que a menudo fijan o anquilosan la platina del estribo limitando o impidiendo la transmisión sonora al oído interno a través de la cadena de huesecillos (martillo, yunque y estribo), produciendo una hipoacusia de conducción.
En el 80% de los casos afecta a los dos oídos y en las mujeres la otoesclerosis puede progresar con la lactancia y los anticonceptivos. En ocasiones aparecen ruidos en los oídos (acúfenos).
El tratamiento es quirúrgico. Con los años la otoesclerosis, si no se opera, puede afectar a la cóclea produciendo en este caso una hipoacusia neurosensorial, aunque a menudo se manifiesta como una hipoacusia mixta.