El acúfeno es un síntoma, no una enfermedad y existen muchas evidencias de que son múltiples los mecanismos que pueden producirlo a todos los niveles de la vía nerviosa auditiva (oído interno, nervio auditivo, proyecciones nerviosas auditivas cerebrales), por lo que en muchos pacientes el acufeno o tinnitus está asociado con problemas otológicos y sordera, aunque hay algunas formas de acúfeno en las que no se detecta una causa otológica.
Los acúfenos pueden ser:
- Subjetivo el 95%
- Objetivo el 5%
El acúfeno subjetivo puede estar asociado con lesiones del oído medio (p.e. perforaciones del tímpano, otitis, etc.), pero es sobre todo consecuencia de lesiones de las células ciliadas del oído interno o receptores auditivos, pudiendo asociarse con hipoacusia neurosensorial (p.e. ototoxicidad, presbiacusia, trauma acústico, enfermedad de Menière, sordera brusca, laberintítis, etc.). Las lesiones del nervio auditivo también pueden producir acúfenos a menudo con hipoacusia asociada (p.e. tumores o compresiones vasculares del nervio auditivo y/o vestibular en su trayecto desde el oído interno al cerebro, etc.). Al acúfeno puede tener también un origen cerebral en pacientes con alteraciones del riego sanguíneo, tumores, enfermedades degenerativas, etc.
Los acúfenos objetivos o somatosonidos son percibidos por el oído del paciente y pueden también ser percibidos o detectados por el especialista al explorar al paciente (p.e. auscultación de ruidos circulatorios o vasculares; observación mediante otoscopia microscópica de pulsaciones a través del tímpano, de movimientos rítmicos del tímpano, etc.). El acúfeno objetivo puede ser pulsátil si el paciente lo describe como un ruido rítmico con la misma frecuencia cardíaca y su estudio debe ser minucioso para descartar una posible causa circulatoria o vascular. Acúfenos objetivos no pulsátiles pueden producirlos también contracciones musculares rítmicas de corta duración (mioclónias) de los músculos del oído medio y del paladar y cuando la trompa de Eustaquio está permanentemente abierta produciendo autofonía y/o percepción del ruido de la respiración.
En la mayoría de los pacientes la situación normal es habituarse al acúfeno, disminuyendo con el tiempo los efectos nocivos que puedan producirse (p.e., dificultades para conciliar el sueño, problemas de concentración, ansiedad, etc.). La repercusión del acúfeno en pacientes a los que afecta de forma severa (sea o no identificada la causa que lo produce), depende de que se establezcan conexiones nerviosas fuera del sistema auditivo. Dichas conexiones pueden dar lugar a mecanismos cerebrales reflejos que activan centros nerviosos encargados de generar reacciones emocionales como miedo y angustia (relacionadas con el sistema nervioso límbico) y también tensión y estrés (relacionadas con el sistema nervioso autónomo). Todo ello conforma subconscientemente una respuesta global condicionada de angustia y rechazo que deteriora el desarrollo de las actividades cotidianas del paciente y por tanto su calidad de vida de forma persistente. Este mecanismo neurofisiológico fue descrito por Jastreboff (1990) y es uno de los más aceptados, constituyendo la base de una de las estrategias más utilizadas para su tratamiento denominada ‘Tinnitus Retraining Therapy’ (TRT) o Terapia de Reentrenamiento del Acúfeno. Es una de las terapias que utilizamos en nuestra Unidad de Acúfenos e Hiperacusia.
Se describe también un mecanismo psicológico con muchas características similares al neurofisiológico y alguna diferencia. Ambas teorías atribuyen al oído un papel pequeño en la repercusión del acúfeno dando mucha más importancia al cerebro y al sistema nervioso autónomo; ambas consideran al procesamiento emocional la repercusión y el malestar que produce el acúfeno y consideran la habituación como el medio de reducir dicho malestar. El modelo psicológico puede ser también utilizado para desarrollar estrategias de tratamiento mediante técnicas de relajación y terapias cognitivas que pueden combinarse con la TRT.