Múltiples evidencias desde hace años muestran que la disminución de la función vestibular tanto estructural como fisiológica es un hallazgo frecuente en personas de edad avanzada que contribuye a producir mareo, inestabilidad , desequilibrio y riesgos de caída a menudo asociado en mayor o menor grado con otras deficiencias sensoriales (p.e., visuales, somatosensoriales), deterioro de funciones motoras (p.e., tono y fuerza muscular) y enlentecimiento general físico y mental (p.e. mayor tiempo de reacción de algunos reflejos: enderezamiento, reflejos vasculares vasoconstrictores; enlentecimiento del procesamiento cerebral de señales sensoriales ), que de forma progresiva tienen lugar con la edad. La repercusión de dichos cambios funcionales sobre la orientación espacial, el equilibrio postural, la movilidad y la independencia física de muchos adultos mayores, constituye un importantísimo impacto en la salud pública dado el cambio demográfico que supone el envejecimiento en la actualidad.
Para que se cumplan los criterios diagnósticos de presbivestibulopatía (PVP) deben cumplirse los siguientes criterios:
A. Síndrome vestibular crónico (al menos 3 meses duración) con al menos 2 de los siguientes síntomas:
1. Desequilibrio o inestabilidad postural
2. Alteración de la marcha
3. Mareos crónicos
4. Caídas recurrentes
B. Hipofunción vestibular periférica bilateral leve documentado por al menos 1 de las siguientes pruebas:
1. vHIT (video head impulse test)
2. Prueba rotatoria sinusoidal
3. Prueba calórica bitérmica
C. Edad mayor o igual a 60 años
D. No se explica mejor por otra enfermedad o desorden
La prevalencia del mareo y desequilibrio en personas de 65 años o más es del 20-30%, aumentando con la edad hasta un 50% en personas mayores de 80 años. En otro estudio en residencias de personas mayores la prevalencia de mareo y vértigo fue del 68%.
El impacto de la disminución de la función vestibular con la edad se manifiesta con las limitaciones físicas, los riesgos y la repercusión psicológica relacionadas con la disminución del equilibrio y la movilidad. Las manifestaciones pueden variar desde miedo a caerse, caídas, dificultad para mantener las actividades básicas cotidianas y, en definitiva, un deterioro de la calidad, estilo de vida e independencia física con las repercusiones psicológicas que todo ello implica.